Josu, Maite, Iñaki, David y Amaia son alumnos del
2º curso de xxxxx.
A Josu le encanta leer. Está enamorado de Tolkein y
quiere leer el Hobbit y El Señor
de los Anillos. Pone bastante empeño pero le
cuesta mucho.
Maite trabaja en el departamento de ventas de una empresa
que tiene bastantes clientes en el extranjero. A menudo tiene
que hablar por teléfono o mandar faxes en el idioma
que está estudiando.
A Iñaki le encanta la música actual, de la
cultura del idioma que está estudiando le interesa
escuchar canciones y buscar cualquier tipo de información
sobre ellas. Cree que aprende bastante con esta afición
pero no está seguro.
David trabaja en una multinacional y le toca leer bastantes
informes o artículos en la lengua que está estudiando.
No le resulta una tarea gratificante pero tiene que hacerlo.
Tiene que buscar muchas palabras en el diccionario y luego
no se acuerda de ellas.
Amaia tiene una hermana que vive en el país del idioma
que está estudiando. A menudo le entran ganas de escribir
a sus sobrinos o hablar con ellos pero se agobia mucho y tiene
bastante sentido del ridículo.
Su asistencia a clase es buena pero tienen la sensación
de que no progresan lo suficiente para poder utilizar el idioma
para ayudarles con sus aficiones o necesidades. Su profesor
no sabe lo que acabo de contar. Sabe que asisten a menudo
a clase. Sabe la nota del último examen que realizaron.
Sabe que no saben expresar ciertos conceptos temporales y
les cuesta mucho la pronunciación de ciertos fonemas.
Para mejorar tienen que estudiar mucho y leer mucho.
En este contexto, que no me parece tan ajeno a ciertas experiencias
en el aula, quiero tratar el tema del autoaprendizaje. Y espero
que al final del artículo no penséis como el
amiguito de Charlie Brown...
Obviamente el aprender un idioma en grupo convencional
tiene ciertas ventajas pero si nos centramos en algunas de
sus limitaciones quizás comprenderemos mejor la filosofía detrás del autoaprendizaje. Tal y como comenté
en la última revista, dadas las muchas diferencias
existentes entre los miembros de un mismo grupo, es muy difícil diseñar (o imponer) un programa correcto o enfoque
correcto para un grupo de estudiantes. Otra limitación
es la tendencia de demasiados libros de texto (y por consiguiente
el/la profesor(a) de presentar y practicar el lenguaje de
manera aislada y en un orden lineal. primero, se estudia X,
y luego Y y luego Z. Un idioma es un mundo vasto y complejo
y las horas de clase, aunque bien aprovechadas, no pueden
abarcar todos los elementos necesarios para asimilar y practicar
el nuevo lenguaje. Esto simplemente explica el porqué
del estudio fuera de clase. Lo que está claro es que
el objetivo principal de cualquier curso de idioma debería
ser ayudar a los alumnos a utilizar el idioma eficazmente
fuera del aula. Pero la pregunta clave aquí es ¿Cómo? ¿Cómo pueden los alumnos invertir su tiempo
en prácticas útiles, motivantes e interesantes
fuera del aula? Es aquí donde los profesores pueden
hacer una labor importante. Un alumno puede preguntarse lo
siguiente: Si yo quiero/tengo que leer más o mejorar
mi pronunciación o aumentar mi léxico ¿cómo lo hago?
Se puede conseguir más autonomía por parte
de los alumnos, dándoles las estrategias y herramientas
necesarias en el aula en tiempo de clase para que vayan utilizándolas fuera de ella. (p. ej. el uso competente de un diccionario
monolingüe; manejo del cuadro fonético; organización del léxico; varias maneras de acercarse a un texto
etc.)
Volviendo a David; por ejemplo, lo que puede hacer para
mejorar su comprensión lectora es lo siguiente.
Seguramente él entenderá sin demasiados problemas
el léxico técnico de los textos que tiene que
leer. Lo que podría hacer es hacer una chuleta
con las diferente categorías del léxico que
da cohesión a un texto; es decir, léxico para
contrastar ideas, léxico para añadir información, léxico para comparar etc. (esto podrían hacer
todos los compañeros de clase también si quieren)
David puede utilizar dicha chuleta hasta que se familiarice
totalmente con este tipo de léxico. Además podría aprender a hacer una serie de preguntas antes de leer el texto.
Antes de leer un texto ,nuestra mente nunca es una tabla rasa.
Siempre podemos aportar algo a un texto. El hacer preguntas
antes de leer un texto puede ser una actividad normal y corriente
en cualquier actividad de lectura en clase. Dichas preguntas
pueden servir para una primera lectura extensiva (antes de
otra más intensiva). Cada idioma tiene sus características particulares y en inglés técnico, por ejemplo,
una se trata de las noun chains Si el profesor
de David sabe que él tiene que leer textos técnicos
podría decirle que se familiarice con estas cadenas
nominales. (p.ej. product performance factor el
factor del rendimiento del producto) e indicar la mejor
manera de tratarlas. Es una característica muy extendida
en inglés y creo que todos los alumnos de este idioma
deberían ser conscientes de ella desde los niveles
más elementales y, en este sentido, todo el grupo podría
hacer un trabajo sobre este tema.
En esta primera parte, he querido quitar un poco del misterio
que rodea el autoaprendizaje. Simplemente se trata de ayudar
al alumno ser más autónomo en su aprendizaje.
En la próxima trataré el tema de cómo
organizar el léxico.
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