Con C de Compromiso .

.Con C de Centenario

Por Pilar Díaz · EOI Jesús Maestro (Madrid)

 
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Posiblemente pueda afirmarse que a lo largo de la historia, y concretamente en gran parte del siglo XX, política y sociedad han mantenido en España un considerable alejamiento, salvo escasas excepciones: mientras los políticos intentaban mantener los privilegios de los poderes fácticos, la sociedad avanzaba poco a poco e intentaba modernizarse, abrirse a la influencia de otros países y salir del aislamiento y el atraso que se arrastraban desde hacía tiempo.

Esta labor de modernización no habría sido posible sin la creación de la Institución Libre de Enseñanza, que consiguió incluso influir en algunos políticos de corte liberal para lograr avances que con el tiempo resultarían determinantes: laicismo, coeducación, incorporación de la mujer a la universidad, ampliación de la enseñanza básica a sectores sociales más pobres, desarrollo científico, enseñanza de idiomas extranjeros, etc.

 

Aunque la Institución se creó en 1876, es a principios del siglo XX y sobre todo durante la II República, cuando el gobierno adopta como suyos estos y otros planteamientos realmente innovadores.

En este contexto de apertura ideológica y modernización se creó, por Real Orden de 1 de enero de 1911, la Escuela Central de Idiomas, centro docente de carácter oficial cuya única finalidad era el aprendizaje de lenguas modernas.

Transformad esas antiguas aulas; suprimid el estrado y la cátedra del maestro, barrera de hielo que lo aísla y hace imposible toda intimidad con el discípulo; suprimid el banco, la grada, el anfiteatro, símbolos perdurables de la uniformidad y del tedio. Romped esas enormes masas de alumnos, por necesidad constreñidas a oír pasivamente una lección o a alternar en un interrogatorio de memoria, cuando no a presenciar desde distancias increíbles ejercicios y manipulaciones de que apenas logran darse cuenta. Sustituid en torno del profesor a todos esos elementos clásicos un círculo poco numeroso de escolares activos que piensan, que hablan, que discuten, que se mueven, que están vivos, en suma, y cuya fantasía se ennoblece con la idea de una colaboración en la obra del maestro… Y entonces la cátedra es un taller y el maestro un guía en el trabajo.

Giner de los Ríos

 

En ese mes de enero de 1911 empezaron ya a impartirse clases de Alemán, Francés e Inglés y poco después se crearon dos nuevas cátedras: una de Lengua y literatura castellana, debido al interés que habían mostrado alumnos extranjeros, bien por motivos de estudios o por el cargo o profesión que ejercían; y otra de Árabe vulgar, idioma necesario para la expansión comercial de España en Marruecos. Enseguida pudo también a estudiarse Portugués e Italiano.

Asimismo, en 1911 y 1912 se impartió con carácter gratuito un curso de Esperanto.

Dos de las características de la Escuela Central de Idiomas que más llaman la atención desde el principio son, por una parte, la presencia en la misma clase de alumnos y alumnas; y, por otra, la utilización del "método directo", que suponía un claro avance metodológico sobre el tradicional de gramática y traducción, empleado de manera habitual en las demás instituciones españolas.

El método directo es la consecuencia del Movimiento de Reforma que surgió en varios países europeos a finales del siglo XIX. Se caracteriza por su interés por la fonética y por la modernización de
la enseñanza de lenguas extranjeras. Estas son sus ideas principales:

1- Primacía de la lengua hablada frente al tradicional predominio de textos escritos.
2- Práctica fonética para alcanzar una buena pronunciación.
3- Uso de textos contextualizados.
4- Enfoque inductivo en la enseñanza de la.gramática
5- Utilización de la lengua meta en clase, sin recurrir a la lengua materna del estudiante.

Con la introducción de este novedoso método, no utilizado, que se sepa, por ninguna otra institución en la que se enseñaran lenguas extranjeras, la Escuela Central de Idiomas hizo efectivas las ideas de Giner de los Ríos de acabar con la pasividad del alumno y recurrir a la asociación, imitación e inducción para favorecer el aprendizaje de los alumnos.

La etapa de consolidación de la Escuela Central de Idiomas comenzó con el nombramiento de Rodolfo Gil Fernández como Director. A él le debemos el primer Reglamento Orgánico, las primeras ayudas para adquisición de libros y publicaciones, la idea de crear una biblioteca especializada y el incremento de personal. Gracias a uno de sus informes el Directorio Militar de Primo de Rivera, cuya austeridad era conocida, concedió un aumento de sueldo a los profesores. También en esta época se adscribió la escuela a la Universidad Central.

…es interesante el conjunto que las aulas presentan, aparte la diversidad de edades, por las diferencias de posición social de los concurrentes. Obreros y aristócratas, industriales y abogados, comerciantes y militares, estudiantes de otros Centros y maestros, sacerdotes y médicos, maestras, dactilógrafas señoritas, fundidos todos en el crisol de la cultura y en el ansia de saber.
Rodolfo Gil, 1923

Además de Rodolfo Gil, en la Escuela hubo profesores y alumnos ilustres desde sus comienzos. Cabe nombrar, por ejemplo, a Pedro Salinas, profesor de literatura, o a María de Maeztu y Claudio Sánchez Albornoz, alumnos de alemán.

El interés de la población era evidente ya que, en una ciudad que apenas superaba los 500.000 habitantes, se matricularon 431 alumnos y en poco más de cinco años se superaron los mil estudiantes.

Si analizamos la evolución del alumnado podemos apreciar el constante incremento del mismo desde la creación de la escuela, hasta llegar a los aproximadamente 400.000 alumnos que estudian hoy en toda la red de Escuelas Oficiales de Idiomas. Las variaciones en la demanda de los distintos idiomas reflejan claramente los intereses y necesidades de la población española: en la primera mitad de los años 40 el francés deja de ser el idioma mayoritario, al ser sobrepasado por el inglés. Esta tendencia se mantiene de forma muy acusada hasta hoy. Es interesante también observar el incremento de alumnos de Español como lengua extranjera en los últimos 10 años. Asimismo, en algunas comunidades autónomas destaca el interés creciente por aprender Árabe, Japonés y, sobre todo, Chino.

La Escuela Oficial es y ha sido una institución precursora en cuanto a la importancia del papel que desempeñan el uso y conocimiento de lenguas en una sociedad moderna y multilingüe. Podemos afirmar que es el instrumento idóneo del que dispone nuestro sistema educativo para llevar a cabo todas y cada una de las políticas que favorecen el plurilingüismo y el aprendizaje a lo largo de la vida propugnados por la Unión Europea.
A pesar de todo esto, en una demostración de la lejanía que existe, una vez más, entre política y sociedad, el Ministerio de Educación ha decidido que los españoles no necesitan una enseñanza pública de idiomas superior a un nivel intermedio alto y ha devaluado las enseñanzas de las Escuelas Oficiales de Idiomas con el Real Decreto 1629/2006. En Madrid, nuestros alumnos se ven obligados a acudir a la enseñanza privada para certificar los niveles superiores (niveles C).

Algunas comunidades autónomas (País Vasco, Navarra, Cataluña, Baleares…) han empezado a impartir ese nivel. En otras comunidades, como Madrid, nuestras autoridades no han considerado oportuno que los ciudadanos adquieran la competencia en idiomas que requieren numerosas empresas y que ellas mismas demandan en muchas de sus oposiciones.

Las Escuelas Oficiales de Idiomas seguimos siendo una institución de prestigio entre los ciudadanos, que cuenta con profesionales especializados y cubre una oferta pública imprescindible si de verdad queremos ser ciudadanos europeos. Los fundadores de aquella Escuela Central de Idiomas ya lo sabían, los alumnos y profesores de ahora tenemos plena conciencia de ello. Necesitamos el compromiso real de la administración central y la autonómica, una voluntad política clara, para seguir estando a la altura de las expectativas y necesidades de la ciudadanía.