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.Editorial |
.. Texto: Yolanda López. |
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La vida no para de dar vueltas. ¿Quién le iba a decir a Carla Bruni, top model e icono chic de la intelectualidad francesa de izquierdas que acabaría de presidenta de derechas de nuestros vecinos los galos? Ella, a tono con su papel, se ha apeado de sus tacones para encaramarse al trono de la realeza, que en un país republicano tiene tela. Ha renegado de un pasado lleno de turbulencias para abrazar una nueva vida de esposa ejemplar y glamurosa perfección. Mareados estamos todos con las ondulaciones de la Primera Dama francesa en su viaje por estas tierras. Y así andamos por la Escuela, zigzagueando en este mar de novedades. Con esto de que el curso próximo vamos a poder impartir y certificar el nivel C no sabemos si brindar con champagne o preocuparnos por todo lo que nos queda por hacer. Razones para descorchar el cava tenemos y muchas. Ya llevábamos dos años denunciando la devaluación del Certificado de Aptitud de las EEOOII. El máximo título en conocimiento de idiomas certificable en este país había sido equiparado con un nivel de intermedio y no con el nivel avanzado que era el suyo. Este hecho era particularmente grave si tenemos en cuenta que otros examinadores privados, reconocidos y homologados, estaban expidiendo diplomas con un criterio bastante más laxo que el nuestro. En algunos idiomas teníamos alumnos de tercero, que, el mismo curso aunque con otros examinadores, conseguían certificados de C1. Y lo peor es que algunas Administraciones públicas reconocían tales diplomas mientras impedían que la Escuela Pública impartiese y certificarse dicho nivel. |
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