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.Preguntas desde el aula
Texto: Michael McGrath (Dpto. de Inglés)

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En este número vamos a tratar la siguiente cuestión: Una alumna de segundo de inglés me pregunta por qué algunos alumnos son mejores en la pronunciación que otros, a pesar del hecho de que todo el grupo recibe la misma ayuda del profesor en cuanto a modelos y explicaciones y hace las mismas actividades. ¿Se puede hacer algo para que no haya tanta diferencia?
En lo que se refiere a la disparidad entre los alumnos del mismo grupo a la hora de pronunciar la lengua meta, voy a centrar la cuestión en las personas adultas
y yo diría algo parecido a Purcell y Suter aliill tratar este tema.

 

"Las variables que resultan determinantes parecen ser aquellas sobre las cuales tiene escasa influencia el profesor". No sólo es importante la lengua materna sino también la aptitud que tiene el alumno para la imitación. En estos dos casos, poco puede hacer el profesor. Uno puede pensar que un profesor efectivo puede acercarse al objetivo de conseguir que sus alumnos consigan una pronunciación correcta pero, al fin y al cabo, se reduce, en gran medida, a la motivación y las actitudes establecidas antes de que cada alumno entre en clase. Esto sugiere que alcanzar una pronunciación buena (y con esto no quiero decir como la de un nativo) es un proceso muy complejo, relacionado a factores que están más allá del control del profesor y del alumno. Incluso hay investigadores, por ejemplo Pica, que sugieren que la pronunciación precisa puede ser un objetivo poco realista para el aula de idiomas.

Sin embargo yo soy de la opinión de que es muy importante enseñar a nuestro alumnado en qué consiste el sistema fonético y fonológico del idioma que se enseña. Me parece que es hacerle un flaco favor si, de entrada, pensamos que no se puede hacer mucho para cambiar el estado de las cosas y por lo tanto, no damos la importancia que merece este aspecto. Pero tampoco quiero decir que solamente tengan que adquirir conocimientos sobre la pronunciación de la lengua meta. Toda enseñanza tiene que ser práctica y ofrecer la posibilidad a cada persona de mejorar la pronunciación. Y cuando digo "mejorar" quiero decir, más o menos, hacer que sea más inteligible. Esta mejora puede ayudar la comunicación entre los interlocutores. En el caso del inglés (que no se pronuncia como se escribe), y seguramente los otros idiomas de la escuela, trabajar la pronunciación sería de gran ayuda no sólo a la hora de expresarse sino también a la hora de comprender textos orales. Además, si un alumno ve que se expresa mejor y entiende mejor como resultado de un trabajo coherente hecho en clase y fuera de ella en el campo de la pronunciación, puede motivarse más aún y este hecho es muy importante. Hay personas que opinan que como no van a hablar siempre con nativos sino con otros que han aprendido la misma lengua meta, por qué tienen que esforzarse en mejorar tanto la pronunciación (“un italiano entenderá mi manera de hablar inglés"). A estas personas les volvería a insistir en el hecho de que el trabajo con la pronunciación no sólo ayuda en la expresión oral sino también en la comprensión auditiva. Además, muchísimos alumnos de un idioma aprenden una versión "estándar" de este idioma (exceptuando los que se especializan en algo concreto) y llegar a esa referencia es donde se tiene que enfocar los esfuerzos.