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En un artículo
publicado en el número anterior de esta revista, defendía
que el nivel Avanzado debería corresponderse con el B2/B2+, sin
embargo, y después de distintas lecturas, consultas, reflexiones
personales y un estudio más pormenorizado de los niveles y su contraste
con exámenes de otras instituciones, he llegado a la conclusión
de que nuestro Nivel Avanzado debería situarse en un C1. Es posible
que haya que aumentar el número de horas en varios idiomas pero
creo que es conveniente articular las medidas que sean necesarias para
evitar quedarnos descolgados del ámbito europeo.
Cuando hablamos de niveles y con el fin de saber cuáles son esos
niveles a efectos de objetivos siempre los relacionamos
con los niveles comunes de referencia descritos en el Marco común
europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza,
evaluación (en adelante MCER).
Para muchos colegas,
la opción es que el Nivel Avanzado se defina con respecto a lo
que supone un B2 del MCER, es decir, de un usuario independiente, nivel
que Wilkins ha descrito como Dominio operativo limitado, y
Trim, como la respuesta adecuada a las situaciones normales.
Éste es precisamente el nivel que la inmensa mayoría de
Escuelas Oficiales de Idiomas declaran, consideración obviamente
subjetiva, cuando relacionan el nivel del Certificado de Aptitud del Ciclo
Superior actual con referencia al MCER. Si este nivel se consigue bien
es cierto que no lo consiguen todos los alumnos que quisiéramos
al finalizar una enseñanza que está fijada en cinco cursos
académicos, cabría esperar, que con las nuevas enseñanzas,
que prevén seis cursos académicos, el nivel que deberíamos
alcanzar también fuese un poco más alto.
Son muchas las razones que pueden posibilitar la consecución de
una meta más alta, esto es, llegar a un nivel de C1. Este nivel
se encuadra dentro de lo que sería un usuario competente y se define
como Dominio operativo eficaz, y que representa un nivel avanzado
de competencia apropiado para tareas más complejas de trabajo y
de estudio.
Sin ánimo de ser exhaustivo mencionaré algunas: en primer
lugar cabe mencionar la propia ilusión y motivación que
debemos imprimir a nuestros alumnos, ciertamente esta premisa no es ni
cuantificable ni se puede medir a priori, sin embargo, creo que en cualquier
faceta de la vida son necesarias buenas dosis de esta medicina si realmente
queremos conseguir algo.
El alumno ha de ser consciente de que el esfuerzo ha de ser integral,
tanto en su comportamiento en el aula como en el aprendizaje independiente;
no estamos diciendo que el alumno sea autodidacto, pues si fuera así
no vendría a la escuela, pero sí decimos que se ha de implicar
más. El nuevo papel del alumno, con un grado más alto de
independencia tal y como propugna el MCER, nos ayudará también
a conseguir una mayor implicación por su parte.
En un mundo cada vez más globalizado, al que nuestros alumnos no
son ajenos, se disponen de muchas posibilidades para el autoaprendizaje,
por citar algunas: películas, DVDs, Internet, libros de toda índole
para leer,
viajes, los recursos son casi infinitos. Sería un craso error pensar
que todo lo que nuestros alumnos saben lo han aprendido en nuestras aulas.
No son alumnos burbuja que sólo aprenden lo que se les enseña
en el microcosmos que cada día nos esforzamos en crear y representar
con las mejores de las intenciones.
Uno de los ejes principales sobre los que pivota el MCER es precisamente
el del autoaprendizaje, fundamentado en el espítiru del Consejo
de Europa cuando habla del aprendizaje de idiomas a lo largo de toda su
vida.
En cualquier caso, el hecho de que el Nivel Avanzado se establezca en
un C1 no puede perjudicar a nadie, más bien
al contrario. Se trata de disponer de un recorrido o amplitud de niveles
lo más extenso posible para poder así satisfacer cuantas
más demandas de la sociedad mejor. Estamos para servir a la ciudadanía,
que por la pura dinámica de la sociedad es cada vez más
exigente.
En la actualidad hay numerosas escuelas que no imparten el Ciclo Superior
de muchos idiomas, por lo que tampoco es condición sine que non
que impartan el Nivel Avanzado, si no lo consideran oportuno. Se trata
de que las escuelas que sí puedan y quieran no se vean constreñidas
por unas imposiciones y limitaciones de las que a largo plazo nos podríamos
arrepentir.
Por último, quisiera humildemente intentar rebatir un argumento
que muchas personas esgrimen a la hora de argüir por qué no
se debe llegar más allá del nivel de B2 en las nuevas enseñanzas
del Nivel Avanzado. En efecto, se recurre al propio MCER para justificar
esa postura. El texto que se cita reza así:
la experiencia
con escalas actuales sugiere que muchos alumnos tardarán más
del doble en alcanzar el Nivel Umbral desde el Plataforma de lo que tardaron
en alcanzar el Plataforma; luego es probable que necesiten más
del doble de tiempo para alcanzar el Nivel Avanzado desde el Nivel Umbral
de lo que tardaron en alcanzar el Nivel Umbral desde el Nivel Plataforma.
Sinceramente, creo que esta descripción es cuanto menos ambigua
puesto que ni aclara a cuántos alumnos se refiere ni define el
tipo de alumnos que son. Debemos tener en cuenta el perfil de nuestros
alumnos, adultos con una motivación intrínseca, y por tanto,
que acuden a nuestras escuelas motu proprio y que encaran su aprendizaje
de una forma responsable e independiente. Es de justicia resaltar, que
sólo nuestros alumnos disponen de Escuelas Oficiales de Idiomas
en toda Europa. Y esto es algo que debemos conservar, mejorar y potenciar,
por el bien de nuestros ciudadanos.
Por otro lado, JA van Ek y JLM Trim, precursores del MCER, y autores de
Threshold 1990 (Nivel Umbral B1 con referencia al MCER) sostienen
que, con una orientación adecuada, los principiantes absolutos
necesitarían una media de 375 horas de aprendizaje, incluyendo
el trabajo independiente,
para alcanzar los objetivos descritos para este nivel Threshold.
JA van Ek y JLM Trim, autores también de Waystage 1990 (Nivel Plataforma
A2 con referencia al MCER) manifiesta que serían necesarias
entre 180-200 horas, incluyendo asimismo el trabajo independiente, para
que los principiantes absolutos puedan alcanzar este nivel.
Otro ejemplo bastante significativo es la definición de niveles
que realiza el Instituto Cervantes, aunque dice que los niveles de los
Diplomas de Español y su equivalencia con el MCER están
siendo objeto de revisión mediante procedimientos de verificación
y validación de contenidos, indica que su posicionamiento ideal
en el contexto del MCER sería el siguiente: los Niveles Inicial,
Intermedio y Superior -que así se denominan sus distintos Diplomas
equivaldrían a los niveles B1, B2 y C2 respectivamente.
Conviene aclarar, que el estar en posesión del Diploma de Español
de Nivel Intermedio (B2), permite automáticamente acceder al Ciclo
Superior de Escuelas Oficiales de Idiomas (B2, si se definiera finalmente
el Nivel Avanzado de esta forma). Estaríamos ante un palmario contrasentido,
que unos alumnos puedan matricularse en un nivel de conocimientos que
supuestamente ya han adquirido.
Por citar otro ejemplo, los exámenes de Cambridge, con relación
al MCER, han quedado como sigue: Key English Test, (A2); Preliminary English
Test, (B1); First Certificate in English, (B2); Certificate in Advanced
English, (C1); Certificate of Proficiency in English, (C2).
En cuanto a los objetivos correspondientes al nivel C2, se podrían
enmarcar dentro del famoso y nunca desarrollado Segundo Nivel de Enseñanzas
(Ley 29/1981, de 24 de junio - BOE de 16 de julio), mediante cursos monográficos,
y así dar respuesta a todas las demandas que la sociedad plantea.
Se aportan más datos y argumentar muchas más razones pero
creo que después de todo lo expuesto el corolario obvio debería
llevarnos a fijar el Nivel Avanzado en un C1 con referencia a los niveles
comunes del MCER.
¿Por qué debemos ser menos que otras Instituciones europeas?
¿Acaso nuestros ciudadanos no merecen
llegar lo más lejos posible en el aprendizaje de lenguas en unas
Escuelas Oficiales de Idiomas que quieren preservar y mejorar el prestigio
labrado durante tantos años?
A veces, es imprescindible tener ciertas dosis de osadía y audacia,
y este momento histórico en que vivimos, con la implantación
de las nuevas enseñanzas y niveles bien merece esa apuesta. De
lo contrario, podríamos lamentarlo
A continuación se exponen los
niveles comunes de referencia del MCER con el fin de que puedan ayudar
al público en general a familiarizarse con esta terminología.
Los
niveles comunes de referencia (MCER, 2001)
Parece que en la
práctica existe un amplio consenso, aunque de ningún modo
universal, respecto al número y la naturaleza de los niveles apropiados
para la organización del aprendizaje de lenguas, así como
respecto al reconocimiento público de los niveles de logro que
pueden alcanzarse. No obstante, parece
que un marco general de seis niveles amplios cubre adecuadamente el espacio
de aprendizaje que resulta pertinente para los estudiantes de lenguas
europeas respecto a estos fines.
Acceso (Breakthrough),
que se corresponde con lo que Wilkins denominó en su propuesta
de 1978 «Dominio formulario», y Trim, en la misma publicación
«Introductorio».
Plataforma
(Waystage), que refleja la especificación de contenidos del Consejo
de Europa.
Umbral (Threshold),
que refleja la especificación de contenidos del Consejo de Europa.
Avanzado
(Vantage), que refleja la tecera especificación de contenidos
del Consejo de Europa, nivel que Wilkins ha descrito como «Dominio
operativo limitado» y Trim como «la respuesta adecuada a
las situaciones normales».
Dominio operativo
eficaz (Effective Operational Proficiency), que Trim denominó
«Dominio efectivo» y Wilkins «Dominio operativo adecuado»,
y que representa un nivel avanzado de competencia apropiado para tareas
más complejas de trabajo y de estudio.
Maestría
(Mastery), (Trim: «dominio extenso»; Wilkins: «Dominio
extenso operativo») que se corresponde con el objetivo más
alto de los exámenes en el esquema adoptado por ALTE (Association
of Language Testers in Europe). Se podría ampliar para que incluyera
la competencia interculturamás desarrollada que se encuentra
por encima de ese nivel y que consiguen muchos profesionales de la lengua.
Cuando observamos
estos seis niveles, sin embargo, vemos que son interpretaciones respectivamente
superiores e inferiores de la división clásica de básico,
intermedio y avanzado. Además, alguna de las denominaciones que
se han dado a las especificaciones de niveles del Consejo de Europa resulta
muy difícil de traducir (por ejemplo, Waystage, Vantage). Por tanto,
el esquema propuesto adopta un principio que se ramifica en «hipertextos»,
desde una división inicial en tres niveles amplios: A, B y C:
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