Quizás hayas observado que se ha instalado en la puerta de entrada una cortina de aire o que las luces de los baños funcionan con temporizador. También puede que hayas notado algo más baja la temperatura del centro o incluso puede que en tu clase se usen menos fotocopias.

En este centro estamos intentando hacer un uso racional de la energía y para ello el equipo directivo se ha propuesto llevar a cabo algunas acciones para conseguir el objetivo de consumir bien y de no malgastar.

Todos sabemos que la energía que consumimos es un bien finito y hay que cuidarlo. Sin embargo la inercia nos hace a veces olvidar esta realidad. Y la inercia, dicen los expertos, nos viene dada del hecho de que todavía persiste la herencia de la revolución industrial cuando se pensaba que el carbón y el petróleo no se acabarían nunca y se fabricaban toda clase de aparatos de altísimo consumo energético.

Ahora se trata de cambiar esta inercia. En la Escuela, como en cualquier otro ámbito de nuestra vida cotidiana, nosotros podemos cambiar nuestros hábitos y aportar algo a esta campaña de ahorro energético. No se trata de dejar de hacer cosas para no gastar, nuestro lema debería de ser: HACER LO MISMO CON MENOS. La austeridad debería de ser un valor en alza, no verlo como algo negativo sino como una forma de solidaridad.

Nuestra escuela es un pequeño cosmos donde cada día nos encontramos muchas personas, muy diferentes entre sí, que venimos unos a aprender idiomas y otros a ganarnos la vida intentando mediar en el aprendizaje de esos idiomas. Estoy segura que todos tenemos algo que opinar o qué pensar sobre este tema del ahorro de energía. Siendo esto así, me gustaría invitaros a dar vuestra opinión o sugerencias sobre cómo consumir menos energía sin por ello disminuir nuestra actividad.

Por nuestra parte, haremos un balance a final de curso de las acciones realizadas y de los resultados obtenidos en el Consejo Escolar.