ENTREVISTA.
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.Joaquín Osaba y Santos Lacosta |
Texto:
Aritz Ibañez
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Conserjes de la EOIP·IHEO |
Joaquín Osaba y Santos Lacosta han sido los conserjes de la Escuela durante los últimos diecinueve y doce años respectivamente. Dicen que la casa se empieza a construir desde abajo y ellos están de acuerdo con esa frase. Su trabajo, muchas veces inapreciable, es básico para el buen funcionamiento de la escuela. Pronto, se jubilan y hemos querido charlar con ellos para que nos cuenten sus experiencias. Pregunta: ¿Cuándo y cómo comenzasteis a trabajar en la escuela? Santos: Yo, hace
ya diecinueve años. Pertenecía al Dpto. de Agricultura y
luego pasé a Educación. Estuve en la Escuela de Formación
Profesional de Orvina y, tras sufrir un accidente en la mano, me trasladaron
aquí. P.: ¿Cómo ha sido la relación con los alumnos, profesores,... ? Santos: Buena, creo
yo. También deberías preguntarles a ellos. P.: ¿Y vosotros de ellos? Santos: Ja, ja, ja. Tampoco. ¡Hombre! De vez en cuando surge algún problemilla, pero, bueno, no ha habido roces. Siempre nos hemos arreglado muy bien. P.: Lleváis mucho tiempo trabajando en la Escuela de Idiomas. ¿Se os ha apegado algo de algún idioma? Santos: Yo no he
aprendido nada. Ja, ja, ja. Joaquín sí. De vez en cuando
saluda en Árabe. P.: ¿En qué consiste vuestro trabajo en la Escuela ? Joaquín: En
hacer de todo, menos dar las clases. P.: Quizá la gente no se de cuenta de todo lo que realizáis Santos: Un Director
decía que la Escuela empieza a funcionar desde abajo. Yo creo que
es verdad. Si no funciona lo de abajo, los conserjes y otros tantos puestos,
no hay nada que hacer. Preparamos todo el papeleo, las matrículas,
los exámenes... Tampoco es un trabajo muy duro, pero hay que hacerlo. P.: ¿Qué sentimiento os viene a la cabeza llegado el momento de la jubilación? Santos: Los que somos de la posguerra estamos trabajando desde críos. Ya es hora de jubilarnos. Por otro lado también nos da un poco de pena, pero es ley de vida. Joaquín: Te llega la jubilación y ya está. Hay que admitirlo. Aunque podíamos aguantar más años trabajando en estas condiciones. Para que trabajen los jóvenes nos tenemos que jubilar nosotros. P.: Los funcionarios tienen fama de vagos. No sé si es vuestro caso Santos: Eso lo tienen
que decir los demás. Yo creo que nunca nos hemos escaqueado. P.: En abril os van a hacer un merecido homenaje ¿Habéis preparado ya el discurso? Santos: Ja, ja, ja.
No estamos para discursos. A otros también les han hecho homenajes.
Si a nosotros no nos hicieran, no diríamos nada, pero casi nos
sabría mal. Está bien que nos reconozcan el trabajo. P.: ¿Qué ha supuesto la Escuela de Idiomas en vuestras vidas? Santos: Yo nunca hubiera pensado que esto fuera así. Ha cambiado mucho. Cuando yo empecé era muy diferente. Antes era más pequeña y éramos todos una piña. También ha cambiado la forma de trabajar: teníamos unas fotocopiadoras viejas, tardábamos ocho minutos en hacer los clichés, llevábamos los vídeos a cada aula. Ahora todas las clases tienen su monitor y su vídeo. P.: ¿Qué cambiaríais de la Escuela? Joaquín: Es
muy difícil contentar a todos. La matriculación es una locura
y eso podría cambiarse. P.: ¿El edificio se ha quedado pequeño? Santos: El edificio
es pequeño por las tardes. |