.Editorial

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Texto: Yolanda López.

Nave nodriza lamando a base. A pocos segundos de mi eyección del planeta vicedirector no veo el momento de pisar la tierra. La ingravidez me pesa. Astenia primaveral, parece ser, complicada con paro alto, erupción volcánica y obstrucción aérea. El médico me aconseja paciencia pero que, permítame decirle que lo lamento, la operación bikini ha de aplazársele a usted hasta el año que viene. A estas alturas y con semejante flotador cualquier intervención pondría en riesgo su salud. ¡La salud es lo que importa, Doctor! Permanezco, pues, en lista de espera hasta que se me despeje la nube de cenizas cerebral.

Tres años hace que me senté en esta silla y aún no me había levantado, no es de extrañar que el airbag abdominal se haya expandido a sus anchas. Llegado el momento de la evicción, antes de que el engranaje administrativo me arroje sin sonrojo al espacio sideral, vuelvo la vista atrás y encuentro el mismo caos ahora, que el que hallé a mi llegada.

Nos costó pero nos pusieron el C, nos dejaron, con esfuerzo, seguir haciendo lo que veníamos haciendo antes del tristemente célebre RD1629. Tres años después seguimos luchando para que el Sr. Ministro ponga al fin orden en el caos. 17 autonomías con 17 manuales de uso. Si somos todos una misma institución, que el año que viene cumple 100 años, ¿no será mejor para todos los ciudadanos que, en todas, lo mismo sea lo mismo? Hemos protestado, pataleado, recogido firmas,… Ya veremos.

Y en segundo lugar pero no menos grave.
Si los certificados de EOI’s son unificados, homologados y validados ¿no será mejor que la sobrecarga de trabajo que la excelencia nos cuesta, la podamos repartir entre 17 y no multipliquemos, inútilmente, como si fuera gratis, el esfuerzo por 17? En estos tiempos de crisis en los que no hay ni un duro para pagar toda esa calidad que merecen nuestros alumnos, todo ese rigor en la elaboración de tanta prueba certificativa, si no es a base de exprimir a los sufridos profesores, no sería mejor hacer bien una sola vez lo que ahora hacemos 17?

Caos, sniff. Hasta mi amiga la rubia me ha montado un pollo. Que si le han dicho en la pelu que en mis editos le tomo el pelo. Que si quedo de tonta, que si para ti soy sólo "un arquetipo sexista, un chusco cliché machista políticamente incorrecto". Pero rubia, qué ganas de malmeter. Si cuento lo que me cuentas es porque me ayudas a ver más claro, las cosas como son. A mí se me va la olla, me entra vértigo cósmico, llegas tú con tus boutades y se me pasa ¿No ves que sufro de nebulosa cerebral? Tú eres mi ying y yo tu yang, yo tu don Quijote y tú mi Sancho Panza, resumiendo rubia, tú eres mi alter ego. ¡Mira bonita, pa panza la tuya y alter ego tu padre! Y me ha colgado.

Desde el asiento de mi nave espacial cuento las horas de la cuenta atrás, espectadora fláccida del torbellino telúrico. Cuando salga despedida al espacio interestelar, vagaré al fin ligera, ajena a la mecánica tectónica. Pensaré en vosotros, feliz al fin con mi lindo flotador de asteroides rotando alegre por la galaxia.

Suena el teléfono. La rubia, que vale, que pelillos a la mar. ¡Que alegría blondinette! Justo a tiempo, estaba ya acelerando. Si la tierra vuelve a frenar saldré volando, me estrellaré. Agárrame fuerte. Ne me quitte pas!... ¡Vade retro, Jacques Brel! ¡Hala bonita arreando! Nos vamos de mambo que te veo lacia.
Corto y cambio.

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