(Segunda Parte).
. La evaluación y el MRE en las EEOOII

Texto: Juan José Cogolludo

 

 

Ángeles Ortega y Joaquín Moreno son asesores técnicos docentes de idiomas de la del Ministerio de Educación y Ciencia y de la Comunidad de Madrid respectivamente y han tenido el interés y la amabilidad de concedernos esta entrevista, que estamos seguros de que será de gran interés para los profesores en particular y para cualquier persona interesada en el aprendizaje de lenguas en general

 

 

 

 

 

 

 

 

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El Marco Común Europeo de Referencia es un instrumento valiosísimo para toda la comunidad educativa, ¿cuáles son los aspectos más destacables del mismo?

Joaquín: Hay muchas cosas destacables del Marco. Yo empezaría por resaltar el tremendo impacto que ha tenido en la comunidad educativa de los países miembros del Consejo de Europa e incluso dentro del ámbito internacional. Yo me interesé por el Marco… al darme cuenta de que había una serie de objetivos definidos en descriptores que me facilitaban la definición de los objetivos de los planes de aprendizaje que diseñaba. El establecimiento de los niveles comunes de competencia es un avance tremendamente significativo e importante para una ciudadanía Europea con crecientes posibilidades de movilidad por cuanto significa poder utilizar un ‘lenguaje común y reconocible entre los distintos países’. Existen otras cuestiones como la definición de una ciudadanía plurilingüe que viene a ‘dar al traste’ con la idea del usuario bilingüe, trilingüe, etc. pues ya no se trata de que todos los ciudadanos utilicen las lenguas como si fuesen su lengua madre, sino con perfiles diferentes. Además de lo ya dicho, pienso que el Marco… no es rotundamente innovador, más bien su mérito reside en recoger todo lo que se venía haciendo en cuanto a aprendizaje, enseñanza y evaluación de las lenguas desde los 70 y le da carta de naturaleza.

Ángeles: Estoy de acuerdo con Joaquín en todo ello. Y aún se podrían añadir infinidad de cosas más: si me permites la metáfora, el Marco es como la Biblia, no en el sentido de que siente dogma, sino en el de que es una fuente exhaustiva e inagotable a la que volver una y otra vez. Si tuviera que destacar dos aspectos importantísimos del Marco serían precisamente estos; primero, que no tiene ningún carácter normativo, mientras que orienta sobre todo lo que puede interesar a cualquiera que tenga que ver con los idiomas, y, segundo, que es ante todo un instrumento para reflexionar. El mismo Marco señala siempre que es su lector quien "puede tener presente y, en su caso, determinar" qué hace y qué le parece que debería hacer por lo que respecta a la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación de lenguas.

El examen por destrezas podría ser una realidad con la aplicación de la LOCE, ¿De qué manera práctica puede esto influir en el mundo laboral para las personas que están aprendiendo una lengua? ¿Tendría este punto alguna relación directa con el Portfolio?

Ángeles: No solo en el mundo laboral, sino en cualquier ámbito, la realidad lingüística de la que hay que partir es que ni siquiera en nuestra lengua materna tenemos el mismo nivel de competencia en todas las destrezas. Lo que se da es lo que podríamos llamar un "perfil" irregular antes que lineal. En la enseñanza y la certificación hay que contar con esta realidad y adaptarnos a ella. No es justo, por ejemplo, que una persona no pueda obtener una certificación de su nivel de competencia en expresión oral, que puede ser muy alto, porque no llega al mismo nivel en el resto de las destrezas. Esto es lo que hemos venido haciendo en Escuelas desde siempre, considerando que todo era un bloque uniforme. Al hilo de esto, creo que nos conviene profundizar en el estudio del comportamiento real de los hablantes y en qué son las lenguas, y dejar de lado modelos artificiales de lo que supone ser un hablante "ideal" y de lo que "se debe" aprender y usar.

El examen por destrezas es una excelente idea en principio –no solo a efectos de certificación, sino por la validez y fiabilidad de la evaluación-, y debería ser posible una acreditación por destrezas parciales. Este último punto está por desarrollar y supondría bastantes ajustes en la organización de las enseñanzas.

El Portfolio, entre otros muchos aspectos positivos, hace posible recoger estos perfiles particulares de competencia, ya que uno de sus principios es que cualquier tipo de competencia que se tenga en idiomas, a cualquier nivel, es útil y es bueno.

Joaquín: Sin duda es una respuesta a la necesidad social existente: hay gente que debe acreditar que sabe leer en un determinado idioma pero nunca va a tener que escribir en ese idioma. Sería de gran utilidad. Otra cuestión es cómo esto puede interferir en la definición de los accesos a las enseñanzas por los efectos académicos que pueda causar. Se necesita definir este asunto en mayor detalle si se desea avanzar en esta dirección.

En cuanto al Portfolio, su espíritu no es el de ser exclusivamente un registro fiable de las competencias que poseen los usuarios de lenguas; para eso ya están las certificaciones. Más bien viene a cubrir ese otro espacio en el que se puede, de forma ordenada, dar cuenta también de las competencias que se adquieren fuera de los sistemas reglados de enseñanza. Además resulta ser un valioso documento que fomenta la reflexión sobre el aprendizaje y ayuda al estudiante de idiomas a mejorar sus procesos de aprendizaje encontrando el camino más efectivo y adaptado a su modo de aprendizaje.

¿Cuál es el futuro de las Escuelas Oficiales de Idiomas? ¿Por qué llevamos tantos años sin que se desarrollen las enseñanzas de Segundo Nivel, como establece la Ley?

Joaquín: Parece que ante la nueva definición de las enseñanzas, tanto en la LOCE como en el anteproyecto de la LOE, ése es un espacio perdido. No obstante, a mí me parece más adecuado el nuevo espacio que se puede encontrar en el nivel avanzado de las nuevas enseñanzas. Ante la realidad social que tenemos y sus necesidades, yo auguro un futuro brillante para las Escuelas Oficiales de Idiomas.

Ángeles: Empezando por el final, diré que yo también veo un buen futuro para las Escuelas. Quizá no hace unos años, pero ahora el uso de lenguas extranjeras es una realidad para mucha gente en nuestro país, mientras antes era simplemente una asignatura –casi siempre pendiente- que uno estudiaba y que en realidad no le servía para nada. El futuro de las EEOOII será muy bueno en la medida en que consigamos dar una respuesta eficaz a las demandas de sus potenciales alumnos, en la medida en que consigamos que los alumnos utilicen el idioma, como vehículo de comunicación y acercamiento a otras personas y culturas, y en el grado en que, con auténtica profesionalidad, podamos certificar que los alumnos están capacitados para ese uso al nivel que corresponda.

La Ley que establecía el Segundo Nivel ha sido superada, pero, como comenta Joaquín, los nuevos ordenamientos abren un espacio para tener todo lo que aquel nivel suponía. Pienso que no nos hemos dejado nada por el camino, sino que ahora tenemos la oportunidad, aunque lo llamemos con otro nombre, de incorporar un cierto tipo de enseñanzas que seguían estando ausentes de las Escuelas.

Recientemente se ha publicado un estudio del British Council según el cual el español y el árabe serán las lenguas fundamentales del futuro, en el contexto actual, ¿Qué importancia le dais a la enseñanza de los cursos de Español para extranjeros?

Joaquín y Ángeles: Mucha. Debería potenciarse y no escatimarse en extender esta oferta a aquellas Escuelas donde exista una demanda.

En mi opinión, hay muchas razones para que se impartan clases de Español para extranjeros, ¿pero no sería suficiente justificación la implantación de esos cursos aunque "sólo" fuera por razones de necesidad social?

Joaquín: Sí, efectivamente. Aprender las lenguas de las distintas sociedades ayuda a comprenderlas. Es un síntoma de entendimiento. En este sentido resaltaría que no debemos olvidar que se deben potenciar todas las lenguas, sin olvidar las otras.

Ángeles: Actualmente, hay diferentes vías para responder a esta necesidad social, no solo las EEOOII, pero es evidente que las Escuelas están ahí para dar respuesta a las necesidades de aprendizaje de idiomas de los alumnos adultos. La implantación del español en más Escuelas dependería de estas demandas –puede suceder que la demanda fuera muy baja en ciertos casos-, pero seguramente debería impartirse en muchas más de las que ahora lo hacen.

Las lenguas que se hablan en las distintas comunidades autónomas y que además tienen rango de lenguas oficiales por ser lenguas propias en sus respectivos territorios, ¿no se deberían evaluar en las EE.OO.II de forma distinta que el resto de lenguas extranjeras teniendo en cuenta su propia naturaleza, es decir, que esos alumnos tienen la oportunidad de practicar la lengua objeto de aprendizaje con más facilidad?

Joaquín: No sé si los procedimientos de evaluación deberían ser tan distintos. Mi primera opinión es que no. Probablemente habría que pensar en los perfiles de uso de las lenguas –balance más o menos equilibrado entre destrezas– así como en los niveles de competencia que se alcanzan dentro del sistema de Escuelas Oficiales de Idiomas donde, hasta la fecha, no se contempla la evaluación de las competencias más que como un refrendo de que en la finalización de esas enseñanzas se han alcanzado unos objetivos previamente definidos en niveles de competencia así como en cursos y número de horas para su consecución.

Ángeles: Yo diría que la evaluación ha de regirse por unos estándares y criterios que no deben hacer distinciones entre las lenguas. Otra cosa es que los alumnos de ciertas lenguas alcancen con más facilidad, por frecuencia de uso u otras razones, el nivel de competencia exigido. En términos generales, con la evaluación de dominio medimos los productos del aprendizaje, no los procesos (es decir cómo, en cuánto tiempo o con cuánto esfuerzo le ha costado al alumno llegar al nivel requerido).

Desde luego, en las EEOOII no debería haber diferencias, pues todas las lenguas tienen la misma consideración. Quizá para otros organismos los intereses sean distintos, en función de los fines con los que se evalúa. Una vez más, hay que decir que la evaluación depende siempre de su contexto específico, aunque deba ceñirse a unas ciertas pautas irrenunciables para todos.

Ha sido un placer poder contar con vosotros, muchas gracias por vuestro interés y colaboración.