(1ª Parte).
. La evaluación y el MRE en las EEOOII


Texto: Juan José Cogolludo

 

Ángeles Ortega y Joaquín Moreno, asesores técnicos docentes de idiomas de la Comunidad de Madrid, han tenido el interés y la amabilidad de concedernos esta entrevista, que estamos seguros de que será de gran interés para los profesores en particular y para cualquier persona interesada en el aprendizaje de lenguas en general

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Vosotros, antes de desempeñar la interesante labor que hacéis ahora os dedicabais a la enseñanza de idiomas, y aunque supongo que lo de ser y sentirse profesor es algo que nunca se pierde, ¿Echáis en falta el contacto diario con el aula?

Ángeles: Cuando se es profesor por vocación, donde se encuentra uno mejor siempre es en el aula, con los alumnos. Ser profesor implica mucho más que transmitir unos conocimientos y educar, en sentido amplio, es una de las profesiones más reconfortantes, a pesar de los problemas puntuales que puedan surgir. Hace cuatro años que estoy fuera del aula –dos en el Ministerio y dos en la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid– y sí echo de menos la docencia, aunque en realidad no me he desvinculado del todo de ella, ya que sigo en contacto con la formación a través de cursos y seminarios para profesores.

Joaquín: Yo he dejado el aula prácticamente hace seis meses. Lo cierto es que con todo el trabajo que estoy afrontando en estos momentos y la ilusión de poderlo realizar no he tenido demasiado tiempo para pararme a pensar si realmente echo de menos el aula. La verdad es que me gusta mucho la docencia y hay gente que me ha dicho que ‘se me nota’. Quizás porque participo con cierta regularidad en sesiones de formación de profesores no he sentido aún esa nostalgia pues, en cierto modo, eso me devuelve al entorno ‘mágico’ del aula.

¿En qué consiste vuestro trabajo principalmente? ¿Cómo surgió la idea de crear una comisión para la elaboración de pruebas unificadas en la Comunidad de Madrid?

Joaquín: Bueno, eso son dos preguntas en una. A la primera te diría que en estos momentos soy asesor técnico docente de idiomas en el Servicio de Ordenación de las Enseñanzas de Régimen Especial de la Dirección General de Ordenación Académica. Esta Dirección General, dentro del organigrama de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid se encarga, entre otras cosas, de la Ordenación de las Enseñanzas (Establecimiento y desarrollo de los currículos para la Comunidad Autóno- ma; asuntos referentes a definición de la evaluación de las enseñanzas; etc.). También tiene encomendada la formación del profesorado, pero yo no dependo directamente de esa Subdirección, si bien intento contribuir con ideas en el diseño de la formación de los profesores de EEOOII.

 

En cuanto a la segunda pregunta; todo comenzó hace ya muchos años, allá por el 1996/1997. La red de Escuelas Oficiales de Idiomas de la Comunidad de Madrid iba creciendo, y con ello se multiplicaban los Departamentos Didácticos. Se percibía, por lo que oíamos de los alumnos usuarios de las Escuelas que se trasladaban de unos centros a otros, que había una cierta disparidad en los ‘exámenes’ que realizaban los distintos Departamentos en las distintas Escuelas. Se llegó hasta a aventurar nombre de Escuelas en las que aprobar un determinado idioma era más fácil o más difícil. Así mismo, supimos que el Consejo Escolar del Estado se hacía eco de esta situación, que parece no era única en la Comunidad de Madrid. Por todo esto, y aprovechando las energías que había entre el profesorado de encontrarse y de contarse cómo se trabajaba en cada centro y departamento se decidió constituir comisiones de profesores para 1) el estudio de lo que había hecho en cuanto a la evaluación de certificación hasta el momento, 2) avanzar en la formación específica en el campo de la evaluación y 3) realizar en un futuro una definición común de la evaluación de certificación en las EEOOII de la Comunidad. Éste ha sido un trabajo de muchos profesores.

Ángeles: Joaquín ya os ha contado cómo se gestaron las comisiones de pruebas unificadas. Sólo quisiera añadir que ha supuesto un desarrollo profesional muy importante para nuestro profesorado, que se ha sentido muy satisfecho, y aún más porque esta mejora servía, ante todo, a los principales usuarios de Escuelas, a los alumnos, que a través de las pruebas unificadas han sido evaluados con más calidad. Además, el trabajo realizado por las comisiones ha contribuido, más que ninguna otra cosa, a poner de manifiesto que un sistema de pruebas unificadas es el más idóneo para la certificación, y los principios generales de los que se ha partido, sobre todo aquellos que podemos calificar de principios "éticos", han sentado una filosofía para desarrollos futuros, tanto en cada docente como a nivel institucional.

Contestando a tu primera pregunta, la labor que ahora desempeño en la Dirección General de Centros Docentes tiene que ver con la organización y el funcionamiento de las Escuelas de nuestra Comunidad, y con el desarrollo en los centros de todo aquello que se haya ordenado con respecto a las enseñanzas y la certificación, entre otros aspectos.

La unificación de pruebas para los exámenes certificativos de ciclos elemental y superior es algo positivo porque homologa los diplomas certificativos de todas las escuelas dentro de un ámbito más o menos amplio, tal y como ocurre con otras instituciones conocidas que se dedican a examinar y expedir títulos de idiomas, ¿Creéis que sería bueno que existiera un único examen para todas las escuelas de idiomas de España? ¿Lo veis factible y viable? ¿Quién coordinaría y elaboraría las distintas pruebas?

Joaquín: Eso parece que es una aspiración muy generalizada entre muchos compañeros de las distintas CCAA con los que hablamos. En teoría sería una buena idea desde un punto de vista de la rentabilidad y aprovechamiento de los recursos. Sin embargo, yo soy cauto en proponer esta solución por dos razones: primero, porque el Estado está configurado de tal forma que parece ser no permitiría esta solución ejercida desde el Ministerio de Educación y Ciencia, pues estas competencias están trasferidas a las diferentes Administraciones educativas en las Comunidades Autónomas; en segundo lugar, porque yo soy de la opinión de que todas las CCAA deberían realizar este proceso por cuanto comporta un aprendizaje significativo de lo que se está haciendo, y eso redunda en hacer las cosas de manera consciente y comprendiendo por qué se hacen.

Ángeles: Creo, en términos generales, que la bondad de un examen único estribaría fundamentalmente en garantizar exactamente las mismas oportunidades para todos los alumnos implicados y en un uso más efectivo de los recursos humanos disponibles, sobre todo en la elaboración de pruebas. Sin embargo, no lo veo factible o viable, tanto por razones técnicas como políticas. Como ya se ha dicho, las Administraciones educativas en las diversas Comunidades Autónomas tienen competencias para organizar y desarrollar la evaluación y, por otra parte, no sería fácil compaginar fechas de examen y otros aspectos.

En cualquier caso, siempre que surge esta pregunta, creo que lo realmente importante es destacar que no se trata de hacer todos lo mismo, sino de hacer las cosas bien, aunque sea cada uno en su ámbito. El intercambio de experiencias o el establecimiento de estándares comunes son siempre positivos, pero el objetivo es llegar a una evaluación válida y fiable. Este objetivo no se garantiza automáticamente por el hecho de que existiera un único examen para la red nacional de Escuelas.

¿Qué nos podéis anticipar de la LOCE en cuanto a la aplicación de los distintos niveles? ¿Qué efectos tendrá la ampliación a seis cursos académicos en el alumnado? ¿Y en el profesorado?

Joaquín: Esta pregunta se podría contestar de otra forma si no hubiese un anteproyecto de Ley Orgánica de la Educación en estos momentos sobre la mesa que podría introducir unos cambios muy significativos en el modelo de Escuelas Oficiales de Idiomas. Me ceñiré entonces a lo que coincide entre ambas propuestas (LOCE y LOE). Se establecen tres niveles de competencia en ambas propuestas y la ampliación del número de cursos (de 5 a 6) parece adecuado al progreso que efectúan los alumnos en la actualidad. Hablar en mayor profundidad en estos momentos es, en mi opinión, algo prematuro pues aún quedan muchas cosas por definir; por ejemplo, la declaración de los niveles del Marco común europeo de referencia… a los que se ‘ha apuntado’ al definir las enseñanzas comunes o mínimas de cada uno de los niveles de estas nuevas enseñanzas. (Estos niveles deberían ser luego ratificados por las diferentes CCAA en la elaboración, aplicación y estudio de los resultados de sus pruebas de certificación). Por lo que al profesorado respecta, la aplicación de unas nuevas enseñanzas debiera ser motivo de reflexión sobre lo que se hacía previamente y una oportunidad para introducir cambios para mejor.Ángeles: Como señala Joaquín, estamos en un momento de cambios y habrá que esperar. Quisiera añadir solo un par de cosas. En primer lugar, que los tres niveles de competencia y certificación, que estableció la LOCE y que el anteproyecto de la LOE vuelve a recoger, no suponen en principio un número determinado de cursos académicos (supuestamente, seis), sino un número determinado de horas mínimas para cada uno de los niveles, que, aunque estén organizados en "cursos 1 y 2", podrían ampliarse en función del desarrollo curricular y dependiendo de las particularidades de cada idioma. Una cosa es lo establecido para cada nivel y otra distinta es la organización por "cursos académicos" tal y como los entendemos en la actualidad, que suele corresponder con el año académico natural (octubre-junio). Esta visión podría verse modificada según el desarrollo de las enseñanzas comunes, que establece el Ministerio, por parte de las Administraciones educativas en las distintas CCAA.

Por otra parte, creo que el impacto que pueda tener a la larga en los alumnos y los profesores el nuevo ordenamiento será positivo, ya que se ha procurado que la definición de los niveles sea lo más completa y transparente posible y porque se ha abierto la posibilidad de dotar a cada uno de ellos del tiempo requerido para alcanzarlos.

¿Creéis que el incremento de los cinco cursos académicos actuales a los seis que prevé la nueva ley necesariamente debería implicar un aumento en el nivel del currículum, y por consiguiente de los conocimientos de los alumnos, o por el contrario el nivel de exigencia debería ser el mismo pero el año extra vendría bien para conseguir los objetivos de una forma más razonable?

Ángeles: La cuestión es que, como he dicho antes, no se trata de un "incremento" del plan de enseñanzas antiguo, sino de un plan de enseñanzas totalmente nuevo. No es que "llegaremos a nivel de 5º" con más holgura, sino que el nivel de exigencia viene determinado por lo que supone cada nivel –Básico, Intermedio y Avanzado–, que habrá de ser programado en el tiempo en función de sus objetivos y contenidos.

Joaquín: Yo no puedo contestar a esa pregunta hasta que no vea la definición de los niveles Intermedio y Avanzado por parte del Ministerio de Educación y Ciencia. Si el nivel de definición para el Avanzado es B2 se podría pensar que se pretende alcanzar los objetivos de aprendizaje de una forma más razonable.

Ángeles: Quisiera apuntar, a este respecto, que los nuevos niveles sólo se corresponden con los niveles de referencia del Marco de manera orientativa. La idea principal del nuevo currículo base era la de cubrir niveles de competencia hasta los niveles C del Marco.

En ese sentido, nuestros nuevos tres niveles no pueden equipararse netamente con los del Consejo de Europa, sino que, a grandes rasgos, se situarían en las áreas de A2(+) –Básico-, B2 –Intermedio- y los niveles C para el Avanzado.

Ha sido un placer poder contar con vosotros, muchas gracias por vuestro interés y colaboración.