TXOKO DEL AUTOAPRENDIZAJE.

.Los libros de texto

Texto: Michael McGrath

 

University Press.

 

En este número vamos a salir un poco de nuestro txoko de autoaprendizaje (pero sin abandonarlo completamente) para hablar de los libros de texto. No se trata de hacer una campaña a favor ni en contra de su uso sino, más bien, plantear algunas preguntas necesarias que nos ayudarán a reflexionar sobre esta herramienta que todavía, en nuestro entorno, goza de cierto estatus. ¿Para qué sirven? ¿Cómo se utilizan, o mejor dicho, cómo se deberían utilizar? ¿Cuáles son las características de un buen libro de texto?

Antes de explorar estas preguntas me gustaría, en primer lugar, desmitificar, un poco, el libro de texto. Aunque parezca mentira (y algunas editoriales me reñirán) no hay un libro de texto perfecto (como no hay un método perfecto). Por cierto, me llama mucho la atención que algunas personas empleen el término "método" como sinónimo de libro de texto p.ej. "Zarabanda es un buen método (de español para extranjeros)"

Aunque hubiera un libro de texto perfecto, no existe ningún grupo de alumnos totalmente homogéneo. Así que el éxito del libro no está garantizado. El libro de texto es una herramienta más a la disposición del profesorado y alumnado para la enseñanza y aprendizaje de idiomas, como son los diccionarios (monolingües, bilingües, de producción, pictóricos, especializados), libros de consulta, la pizarra, cintas de audio, libros de lectura graduados o originales (con cinta de audio), televisión, video, DVD, prensa, fotos, música, Internet... ya habéis cogido el mensaje ¿no? Antes de acabar el artículo, volveré a este proceso de desmitificación.

Bueno, aparte de los usos obvios y normales de un libro de texto (como para matar moscas, prensar flores, sostener mesas que se tambalean, para taparse la cara en el autobús...) ¿para qué sirven los libros de texto? Para contestar vamos a escuchar a hurtadillas algunas conversaciones del apasionante mundo del aprendizaje de idiomas. Primero, una entre dos alumnos: "Oye Juan. ¿Qué hicisteis ayer en clase? No pude venir por la huelga de autobuses." "Bueno. Vamos a ver. Em. Ah. Sí. Hicimos las páginas 24 y 25 y un poco de la 26." Y la segunda, entre dos docentes. "Oye.¿Qué tal vas con los tuyos?" Bueno. Estamos en la página 36, ya sabes, esa entrevista con un ex-drogadicto. Así que, creo que mañana, o pasado, empezaremos la unidad 4" "¡La leche! Todavía estoy en la página 24. ¡Debería espabilarme!"


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Todos los libros de texto, incluso los menos actuales o los menos apropiados, aportan algunas cosas importantes: un punto de referencia para poder organizar la enseñanza/aprendizaje y una secuenciación. Algunos alumnos necesitan la seguridad de algo concreto y conocido, el sentido de "ir llegando" a un lugar (por muy abstracto que sea).Prefieren trabajar con el libro que sin él. Dos argumentos convincentes. Pero si realmente queremos que nuestro alumnado tenga un aprendizaje de calidad, deberíamos preguntarnos qué es un buen libro de texto. He aquí una relación de algunas características que, a mi modo de ver, debería tener:

- Debería promocionar la independencia del alumno y NO la dependencia que pueda tener el alumno del profesor. (p.ej. ¿Las respuestas de los ejercicios aparecen en el libro del alumno? ¿O sólo en el del profesor? ¿Hay una sección que invita al alumno a reflexionar sobre lo que ha hecho a lo largo de una unidad, a hacer una auto evaluación?

- Debería proporcionar numerosas oportunidades para el aprendizaje (p.ej. ¿Ayuda al alumno a utilizar un diccionario monolingüe, a utilizar estrategias para ampliar el léxico, a leer textos con palabras desconocidas, a organizar el léxico...?)

- Debería proporcionar oportunidades para la práctica significativa del idioma con tareas abiertas e interesantes con variedad de finalidades, no solamente las lingüísticas (p.ej. una encuesta para encontrar al alumno más ordenado o atrevido; un juego para encontrar al sospechoso que tiene una coartada llena de contradicciones; organizar un evento con un presupuesto determinado etc.) La práctica del idioma no debe limitarse a los ejercicios cerrados, con una única respuesta correcta siempre, que abundan en muchos libros. Tiene que haber la oportunidad para la práctica menos controlada por el profesor. Esto se refiere a todos los niveles.

- Debería obligar al alumno a reflexionar sobre el idioma objeto de estudio en vez de ofrecer explicaciones gramaticales, que se ven cómodamente reflejadas en ejercicios que son, a veces, forzados y poco naturales. ¿Es capaz el alumno de deducir de algunos ejemplos, el comportamiento de un verbo para luego sacar su propia conclusión? Cuanto más se involucra el alumno en el proceso de asimilación mejor resultará la adquisición.

- Debería ofrecer un buen equilibrio entre las 4 destrezas (quizá, con una énfasis en la comprensión auditiva para los niveles 1). ¿Ayuda a los alumnos a leer de modo intensivo y extensivo? ¿Ayuda a los alumnos a escribir textos comunicativamente efectivos? Etc.

- Los contenidos deberían tener ejemplos naturales (aclarando si el ejemplo es propio del idioma hablado o escrito).

- Debería tener mucha información útil (glosarios, verbos irregulares, pronunciación, secciones de consulta etc.)

- Como se dice en inglés, el libro de texto debe ser "user-friendly" es decir, fácil de usar. Me desespero cuando busco una actividad que finalmente se encuentra en la sección 3 de la unidad 2 del módulo 5.

Si resulta que se encuentran alguna(s) laguna(s) en el libro de texto habrá que buscar una solución (material complementaria, tarea alternativa...) Es muy importante que el profesor explique a los alumnos porqué ha optado por no hacer una actividad del libro y porqué se ha decidido por otra. A toda costa hay que evitar la situación en la cual se hace una actividad solamente "porque está en el libro" (no vale imitar a Sir Edmund Hillary, quien subió el Everest "porque estaba allí.")

Espero que no tengáis la impresión de que estoy haciendo campaña en contra de los libros de texto. Puede ser una herramienta muy útil si se utiliza con sentido común. Simplemente, creo que debemos tener una actitud crítica ante los recursos, tanto para docentes como alumnos. Dicho esto, vuelvo al "proceso de desmitificación" que empecé al principio.

No debemos olvidar que los libros de texto son un gancho comercial. Como hay modas en el mundo de la ropa, las hay también en el mundo del aprendizaje de idiomas. Hace algunos años se hablaba de funciones, y luego del enfoque comunicativo, luego de tareas, luego del renacimiento de la gramática y luego del enfoque léxico... y la gran mayoría de las editoriales han seguido muy de cerca el péndulo y han reflejado, a su manera, estas tendencias. Además, hablan con profesores y alumnos. Sería interesante analizar hasta qué punto los contenidos de estos libros representan las expectativas de estos colectivos. "Hay que dominar la gramática para conseguir una buena base" "Quiero aprobar este examen que tiene mucho vocabulario" etc. (¿Se toma en cuenta realmente lo que dicen las personas que invierten todo su tiempo en investigar el aprendizaje de idiomas?)

Finalmente, el libro de texto no es la programación. Nos ayudará a desarrollarla. Pero NO es la programación. Tampoco es la llave al éxito del examen que vas a hacer en junio. NO ES el examen. El certificado que vas a conseguir en el futuro próximo se refiere al nivel del dominio de un idioma que tienes, no al nivel de dominio que tienes de un libro editado por no sé qué editorial.

Y otra cosa ¡Dios mío! ¡La hora de clase! A ver.... Creo que íbamos por la página 24...