Remodelar Japón:.
.El Espíritu de ‘Mottainai’
Texto: Hitomi Kawasaki
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El doctor empezó a hacer su diagnóstico. ‘Todo saldrá bien, pero debe comprender que le puede dejar alguna cicatriz.’ ‘De acuerdo’. El doctor inició el tratamiento ante el preocupado niño. Señalando un destornillador dijo, ‘aquí está. Aquí es donde está el problema’. El niño se inclinó hacia delante para mirar.Esta escena se produjo en un hospital de juguetes situado en una esquina del Centro de Consumidores en Meguro-ku, Tokio.
Preocupado por la gran cantidad de juguetes que se tiran con tan sólo pequenos daños, el personal del centro puso en marcha este servicio hace 25 años.
Los ‘doctores’ voluntarios del centro estan muy motivados por la naturaleza pública del trabajo que realizan, pero sus actividades también están destinadas a promover el interés científico y a desarrollar en los niños el hábito de cuidar de sus posesiones.

El hospital de juguetes abre todos los domingos por la tarde con voluntarios cualificados en la reparación de los juguetes rotos que reciben.

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La mayoría de los juguetes que manipulan -ya sean análogos o digitales, de alta o baja tecnología- no han sido diseñados para su reparación ‘Reparar juguetes supondría un enorme coste para los fabricantes’, afirma el doctor voluntario Tanaka Shoichi (de 74 años). ‘La mayoría de los juguetes se fabrican en el extranjero con componentes fabricados localmente, de modo que los fabricantes japoneses no están preparados para hacer reparaciones’. En la actualidad hay 18 voluntarios registrados y cada domingo trabajan en el hospital unos 12. Ninguno de ellos ha trabajado anteriormente en la industria del juguete. Desde luego les gustan los juguetes, pero lo que más les divierte es arreglar cosas.

 

La tarea más difícil para los doctores es reparar los juguetes desmontados que el propietario, que puede ser un nino o un adulto, ha intentado reparar por sí mismo. ‘Todos dicen que se caen todas las piezas, pero eso no ha sucedido ni una sola vez en los 25 años que llevo aquí. Los propietarios no se fíjan en las minúsculas piezas y muelles que faltan’. Una vez que el juguete está desmontado, el doctor debe empezar a imaginar cual era la forma original. ‘Es como un puzzle. Eso es lo más divertido’, afirma Tanaka riendo.

A veces los juguetes son ‘hospitalizados’ debido a la escasez de piezas o a otras razones, pero el tratamiento es siempre gratuito. El presupuesto anual de Meguro-ku para el hospital, que se dedica a material y a piezas, es sólo de unos 70.000 yenes (585 €). Meguro-ku considera el proyecto extraordinario, ya que proporciona alegría a los niños, padres y voluntarios y todo ello con un presupuesto tan pequeno.
Han visitado el hospital todo tipo de personas, como el padre que quiere que sus hijos jueguen con sus viejos juguetes por control remoto, los abuelos que quieren reparar un móvil musical, que casi es una antigüedad, para su primer nieto, y jubilados que nos traen juguetes diminutos que han guardado durante décadas o muñecas que tienen un valor sentimental.
No obstante, no mucha gente se siente lo suficientemente ‘mal’ acerca de los juguetes rotos como para llevarlos al hospital.
‘La tendencia abromadora es tirar algo que no se puede seguir utilizando. Aunque sea a escala muy pequena, estamos intentando acabar con esa tendencia’. Tanaka frunce el ceño por un momento, pero pronto vuelve su amable semblante al decir ‘Pero tenemos suficiente trabajo para disfrutar’.
Niños que estaban al borde de las lágrimas se van con una sonrisa radiante. ‘Gracias’, dicen cuando sus juguetes favoritos son reparados.

Al despedir a los niños, Tanaka suspira, ‘tenemos que dar a conocer este lugar al mayor número posible de personas’. Tanaka espera compartir con cuidar las cosas que poseen.
A menudo oímos en Japón la expresión ‘mottainai’ que en líneas generales significa ‘derrochador’, pero que en todo su sentido conlleva el sentimiento de admiración y aprecio por los dones de la naturaleza o la conducta sincera de otras personas. Una característica de los japoneses es intentar utilizar algo durante toda su vida efectiva o seguir utilizándolo al repararlo. El principio de ‘mottainai’ se extiende a la mesa’ en la que muchos consideran de mala educación dejar un solo grano de arroz en el cuenco. Nuestra preocupación es que este rasgo tradicional pueda perderse.

‘El Libro Blanco 2002 sobre la Sociedad del Reciclaje’ publicado en junio por el gobierno japonés, insta a los ciudadanos a promover la remodelación, reduciendo, reutilizando y reciclando. Esta política tiene como objetivo acabar con el círculo vicioso de producción en masa, consumo en masa y destrucción en masa.
Tal y como demuestra el ejemplo del hospital de juguetes, algunos ciudadanos ya han puesto en sus manos la política de remodelación. La clave, en lo que concierne al gobierno, es lograr que más personas conozcan los servicios disponibles y los que aún hay que ofrecer. En la actualidad hay en todo el país unas 250 instalaciones parecidas al hospital de Juguetes de Meguro. El propósito de estas instalaciones es hacer uso de la experiencia, conocimientos, técnicas y habilidades sobre de los jubilados locales por el bien de la soiedad.